"Mi" don Juan Tenorio

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El drama de “capa y espada” Don Juan Tenorio, de Zorrilla, hace años era obra de representación obligada en casi todos los teatros de España cercana la fecha del 1 de Noviembre, y hoy ya casi desconocida. Me he permitido reescribir una parte de ella, en tono jocoso, donde intervienen sus cuatro personajes principales:

Don Juan Tenorio (DJ)
Doña Inés (DI)
Comendador (CO)
Don Luís Mejía (LM)

Se levanta el telón. Quinta de don Juan Tenorio en las afueras de Sevilla, en el centro un sofá color carmesí propio de la escena… Don Juan Tenorio y doña Inés muy acaramelados de fresa comentan:

DJ.–No por mucho madrugar, amada Inés, amanece más madrugo.

DI.–¡Anda que no eres tarugo llegando a esa conclusión!

DJ.–Pero esa es mi ilusión, madrugar sin que se note.

DI.–Eso dijo don Quijote a Sancho, su buen escudero.

DJ.–Sí, pero fue en febrero, mes donde frío hace, y la vieja ya deshace el tejido que hizo ayer ¡Pobre mujer! Siempre hecha un lío. Hoy teje, mañana desteje, y poco a poco envejece.

DI.–¿Acaso es malo envejecer?

DJ.–No es malo, pero tampoco es un placer, mejor sería ir tejiendo al mismo tiempo que riendo.

DI.–Pues las ganancias no te arriendo, si esa es tu filosofía.

DJ.–Ten en cuenta, vida mía, y te lo digo sin rubor, que en esta apartada orilla comienza a hacer mucho calor.

DI.–¿Será amor?

DJ.–¡Serán puñetas!, quítate esa chancletas que tanto afean tus pies. Calza mejor tafilete, de fino y largo tacón, aunque luego, en altura, me aventajes un montón.

DI.–Mira don Juan, ya que lo dices, yo muy franca te seré, eres tú tan retaco del que nunca me enamoraré.

DJ.–¿Entonces de Mejía estás enamorada?

DI.–Sí, es mejor vate que tú y muy desenvuelto en la almohada.

DJ.–¡Ah, traidora entre las traidoras! la peor entre cristianas y las conversas moras. ¡Por Belcebú que te mato!

DI.–Bien, pero espérate un rato, no seas tan impaciente.

DJ.–¡Enamorada de Mejía, no se me va de la mente! ¿Acaso lo estás esperando?

DI.–Sí, y pronto llegará, y de una estocada certera, sesgará tu yugular.

DJ.–Eso no puede ocurrir, pues sería pesadilla, que la obra no acabase como la escribió Zorrilla. Yo mataré a Mejía, y a tu padre el Comendador, y a ti también, Inés mía, cuando cante el ruiseñor.

Una voz se oye, es la de Mejía

DL.–¿Quién ha de matar a quién? ¿Quién a quién ha de matar?

DJ.–Esa voz vuelvo a escuchar, ya me pongo muy nervioso.

Entran en escena don Luis y el Comendador

DL.–Soy don Luis Mejía, el valeroso.

CO.–Y yo el noble Comendador.

DJ.–Os mataré a los dos.

(El Comendador saca su sable y le da una estocada certera a Tenorio)

CO.–Eso será improbable, pues ya te clavé a ti mi sable.

(Desde el suelo)

DJ.–¡Oh, ya me siento morir!

(Doña Inés angustiada al Comendador)

DI.–¿Pero qué has hecho, padre mío?, ¡ahora que voy a parir!….

CO.–¿Acaso estás embarazada?

DI.–Sí, del canalla de don Juan.

CO.–¡Y yo lo acabo de matar!... (dirigiéndose al cadáver de don Juan) Yerno mío, despierta, que yo te perdonaré.

DL.–Si ese truhán despierta, yo lo remataré.

(Doña Inés arrodillada y suplicante a don Luis Mejía)

DI.–No lo hagáis, don Luis, pues mi hijo no tendrá padre, no tendrá un apellido, ni perrito que le ladre.

Lágrimas a chorro entre los espectadores, y...

BAJA EL TELÓN (pero no de acero)