Mi espacio

Giordano Bruno de Nola escribió:

Martha escribió:Me he subido a mi mesa para recordarme que siempre hay que mirar las cosas de un modo diferente.

El club de los poetas muertos

doonga escribió:Era 2021. No recuerdo qué escribiste ese día, o qué sentías. Tampoco recuerdo lo que yo sentí.
Pero recuerdo lo que respondí, porque lo tengo anotado.

14/10/2021

Y tienes toda la razón  @Martha .
Pienso que todos hemos creado esos personajes, y que hemos creados tantos como situaciones hemos vivido.
Y todos, finalmente todos esos personajes son un reflejo que sale de nosotros, porque somos todos esos personajes.
Lo que no podemos soportar lo ponemos en los malos, y lo que anhelamos lo ponemos en los buenos,
y ya con eso, el cuento y el personaje están listos.
Porque siempre tiene que haber el bueno, y siempre el malo, como la serpiente y la heroína: Eva.
La heroína que se atrevió a darlo todo a cambio de nuestras vidas. Sin ella, no estaríamos.

Pero cuando la historia no tiene ni malo ni bueno, entonces no tiene ni comienzo ni fin.
Como la historia de aquel niño que soñaba que vivía en una galaxia muy lejana,
donde vivía un niño que soñaba que vivía en una galaxia muy lejana, donde el día era como su noche,
y la oscuridad de su noche era como nuestro día.
El niño pensaba que allá vería lo que en su mundo no podía ver.

Gina escribió:Me gusta leer, en especial, si la lectura proviene de personas intelectuales

Grandioso hilo !!

Martha escribió:

doonga escribió:Era 2021. No recuerdo qué escribiste ese día, o qué sentías. Tampoco recuerdo lo que yo sentí.
Pero recuerdo lo que respondí, porque lo tengo anotado.

14/10/2021

Y tienes toda la razón  @Martha .
Pienso que todos hemos creado esos personajes, y que hemos creados tantos como situaciones hemos vivido.
Y todos, finalmente todos esos personajes son un reflejo que sale de nosotros, porque somos todos esos personajes.
Lo que no podemos soportar lo ponemos en los malos, y lo que anhelamos lo ponemos en los buenos,
y ya con eso, el cuento y el personaje están listos.
Porque siempre tiene que haber el bueno, y siempre el malo, como la serpiente y la heroína: Eva.
La heroína que se atrevió a darlo todo a cambio de nuestras vidas. Sin ella, no estaríamos.

Pero cuando la historia no tiene ni malo ni bueno, entonces no tiene ni comienzo ni fin.
Como la historia de aquel niño que soñaba que vivía en una galaxia muy lejana,
donde vivía un niño que soñaba que vivía en una galaxia muy lejana, donde el día era como su noche,
y la oscuridad de su noche era como nuestro día.
El niño pensaba que allá vería lo que en su mundo no podía ver.

Escribiste lo siguiente:

Que cosa más curiosa, Martha.

Anoche, medio dormido medio despierto, pensaba en tus escritos, y para mis adentros comparaba tu vida con las estaciones del año.

Te quería decir que me había encontrado con el otoño, que llegó luego que se secó la última flor.

Y, el otoño me dijo: "haz como yo, que me iré a pasar el invierno en parís. Dicen que allá está llegando mi amigo, el verano".[/b]

Fue a finales de 2018 o a principios de 2019, no recuerdo la fecha exacta. Siempre las llevo conmigo para recordar que en algún lugar del mundo hay un hombre sensible, empático y de enorme calidad humana. Ese hombre mira el mismo cielo que yo veo, cubiertos bajo la misma atmosfera de una madre tierra en la que somos forasteros.

Martha escribió:Sobre todo, no te mientas a ti mismo.

Fiódor Dostoyevski

Martha escribió:
.....Y, el otoño me dijo: "... me iré a pasar el invierno en parís...."
....

Willy escribió:La Cigarra y la Hormiga

Las hormigas, todas ellas vírgenes y castas, vivían tranquilas en su convento dirigidas por la, no tan virgen, Madre Superiora, madre en propiedad, ya que todas aquellas hormigas vírgenes eclosionaron de sus huevos infértiles.
La Madre Superiora las amaba, organizaba sus vidas, las protegía de todo mal.
Ellas trabajaban arduamente recolectando semillas, granitos de azúcar y todo lo comestible para rellenar la alacena, y de esta manera, abastecerse para el invierno.
El bosque donde se ubicaba el convento era soleado y tibio desde la primavera hasta el otoño, pero el inverno, frío e inhóspito.

Y, mientras trabajaban, controladas por la severa mirada de la madre superiora, la Cigarra cantaba canciones de amor.
"Ay madre, decían las hormiguitas, tanto que trabajamos. Dénos un descanso para disfrutar de las canciones de la Cigarra".
"De ninguna manera. Esa cigarra es una vividora, perezosa. En el invierno ustedes podrán disfrutar del descanso, recluidas en el convento. Tendremos semillas, granitos de azúcar y todo lo comestible en nuestra alacena, mientras la Cigarra, ya lo verán, se retorcerá de hambre. Nos rogará por semillas, granitos de azúcar o algo comestible. Ahí ustedes comprenderán qué es la recompensa del trabajo, y qué el castigo a la pereza. "

"Ay Madre, pero solamente un momentito".
"No miren a la Cigarra. Sigan trabajando pacientemente. Esa es vuestra tarea que será recompensada con creces cuando llegue el invierno. Ya lo verán"

"Y tú, Cigarra perezosa, aléjate de mis novicias. No les llenes la cabeza con pensamientos pecaminosos. "
"Madre, responde la Cigarra, relájese. La vida no es tan severa. "

"Ya lo verás, Cigarra perezosa, espera el invierno. Rogarás por una semilla, añorarás un granito de azúcar, pero te lo negaré, desearás algo comestible de nuestra alacena, nada recibirás. Morirás de frío y hambre en castigo por tu pereza. Ya lo verás, vete, vete ya".
Pero la Cigarra cantaba y cantaba, acompañada por su guitarra, canciones de amor.
Llegado el invierno las hermanas hormigas se retiran a su convento y trancan la puerta con una gruesa y resistente aldaba.
En la noche del solsticio de invierno, exactamente a la media noche, se escuchan golpes en la puerta del convento.
Es la época cuando los intensos fríos del invierno, la nieve y los vientos gélidos comienzan a sentirse con furia.
Hay luna llena, pero la niebla no permite vislumbrar nada. Se escuchan en la lejanía los lamentos de los lobos.
Solamente emana algo de brillo por entre las rendijas de la puerta celosamente trabada.
"Madre, Madre, la Cigarra. La Cigarra está golpeando la puerta. Abrimos la aldaba, Madre?"
"De ninguna manera, responde la Madre Superiora, dejadme que yo hablaré con ella"
Abre la mirilla de la puerta y le dice:
"Ves, Cigarra, te lo advertí. Ninguna semilla, ni un granito de azúcar ni nada comestible de nuestra alacena recibirás.
Ahora comprenderás cómo Dios castiga la pereza. Te retorcerás de hambre y frío. Y, si logras pasar este invierno será escarmiento suficiente para que endereces tu camino, y para que aprendas que no debes tentar la virtud de mis hijas"
"Relajaos Madre, le dice, no vengo a pedir nada.
Yo soy feliz en mi pobreza.
Solamente me vengo a despedir.
Este año pasaré el invierno en París. "