El agua que escasea

El año anterior a la pandemia España recibió más de 80 millones de turistas, no cabe duda de que el turismo es un gran negocio, fuente de riqueza, creación de empleo no solo en la hostelería, sino también en negocios afines, como el comercio, las grandes y pequeñas superficies comerciales, y hasta los minúsculos establecimientos locales, ya que el turismo también acude a pequeñas poblaciones.

Mueve el transporte interno, aviones, coches de alquiler, trenes, autobuses, taxis, atracciones lúdicas, parques temáticos...

Pero hay algo en que debieran pensarse muy bien las autoridades, como es el consumo de un bien que estamos viendo como escasea: EL AGUA. No es lo mismo el consumo de los 45 millones de habitantes, que si le añadimos esos visitantes, 80 millones, que aunque no estén aquí todo el año permanentemente, puede que solamente una semana, una quincena o un mes, represente el consumo de un caudal que escasea, para el propio consumo humano local (ya hay poblaciones con restricciones) o la agricultura, que también significa una entrada de divisas con la exportación.

Creo, por tanto, que hay que intentar por todos los medios que el agua no falte, que no sea deficitaria en ningún rincón por pequeño o apartado que esté de las grandes urbes, y si hay que emplear dinero en la construcción de desaladoras, rodeados como estamos de agua del mar, hacia ahí hay que ir, o bien si por el norte el agua discurre fácilmente, ver de trasvasarla hacia el sur. Dejémonos de bobadas al estilo Asnar sobre si la España húmeda o la seca, si desde la seca se crea más riqueza con ella, hacia el sur hay que conducir la que en el norte sobra, y si las desaladoras crean menos problemas, ya están tardando mucho en construirlas.

También podría pensarse en un turismo más selectivo que aportara más riqueza pensando el el uso del agua. Igual con la mitad de visitantes, pero encaminados a un turismo de un nivel económico más alto, paliaríamos esta necesidad.

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