¿Incomprensible? igual no tanto

Todos ustedes sabrán, supongo, lo que es un “marca páginas”, llamado también punto de lectura, un objeto de grosor fino, normalmente de papel o cartulina, utilizado para marcar el punto exacto en el que queda detenida temporalmente la lectura de un libro y así poder regresar a él con facilidad.

Generalmente en las librerías suelen regalarlo, y está muy bien su utilización, pero yo, pese a mi amor al libro, hago lo que para muchos pudiera ser un “sacrilegio”: doblar una punta de la página en donde detengo temporalmente la lectura. Pero yo lo veo de manera diferente, pues eso le hace señalar que el libro no ha sido objeto para adornar una librería, sino que ha servido para transmitir, por medio de su lectura, toda la enseñanza que encierra. Y como para mí, todo libro de mi propiedad es algo que se une a mi carácter, ir dejando notas visibles de cómo ha ido su lectura, así como anotaciones hechas con lápiz, bien para destacar una frase, un dato, una palabra extraña y desconocida, también le imprime personalidad.

Desconozco cómo harán ustedes si son amantes de la lectura, si leen cada día, si usan del marca páginas o cometen el “pecado”, como yo, de doblarle una esquina de la hoja, aunque el libro no se queje; si escriben sobre él para destacar algo del momento, y que, tiempo o años después, al releerlo, si es que esto también suelen hacer, les llama la atención y se preguntan por qué lo hicieron.

Y eso mismo también me gusta encontrarlo en los libros que compro de lance, saber que han sido usados, leídos, que han llamado la atención al lector desconocido una palabra, una frase, una fecha, y que ha sido subrayada para posterior investigación.

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