El Estado y su falta

O la conveniencia de acatar leyes contra la fantasía de la libertad de quienes prefieren ser desobedientes.

Un Estado que no está presente en la totalidad del territorio, que es incapaz de hacer cumplir las leyes que muestra enorme debilidad, que esta plagado de corrupción... es un estado fallido. Y si encima la labor policial la asume el ejercito, ejercito que recibe cantidad de denuncias por violación de derechos humanos y que asume competencias hasta en la construcción, entonces ya estamos en la típica república bananera. Mas de 30.000 muertos al año por el narcotráfico es una auténtica salvajada (ETA en España no llegó a los 900 en mas de cuarenta años y estábamos acojonados)

¿Y que piensa la sociedad civil de esto?

Pues coja usted unos cuantos narcocorridos y analice sus letras.

Y luego, si le place, pase por aquí de nuevo y nos cuenta sus impresiones.

Uno de los elementos mas importantes para poder disfrutar de libertad, es que el Estado funcione y las leyes se cumplan, a pesar de que algunos trogloditas piensen que eso es propio de borregos mansos y que las revoluciones y los guerrilleros y la desobediencia a las leyes que nos hemos dado es lo que debe de hacer cualquier humano medianamente crítico.

Algún patán egocéntrico con grave alteración de la lectura comprensiva, puede intentar hacer ver que lo que aquí se dice es que la sociedad mexicana es violenta, pero esto no es cierto.

En la sociedad mexicana no existen fundamentalistas cristianos que, como los ugandeses del Ejercito de Resistencia del Señor, secuestren niños para convertirlos en soldados o esclavos sexuales; ni nadie que queme a los prisioneros con lanzallamas como hacía el ISIS, o taraos que matan a mujeres por no llevar velo, o terroristas católucos que matan en EEUU a médicos abortistas... etc.

No. Lo que aquí se pretende decir es que las sociedades humanas se rigen por leyes y que estas han de ser acatadas o cambiadas si no sirven para lo que fueron creadas. Y que la aparición de "iluminados" como los narcos o "justicieros" como los guerrerillos que se creen en posesión de la verdad y aspiran a salvarnos sin que se lo pidamos, es algo que la sociedad civil no se puede permitir.

Y si en algún momento, en el acervo popular aparecen cánticos, himnos y loas dedicados a esos presuntos héroes, es señal de que algo muy grave se está gestando.