Mi amo no ha vuelto
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Mi amo no ha vuelto
MI AMO NO HA VUELTO
(borrador)
Homenaje a una gran persona, y a su perro, Yako que se fue con él a la semana siguiente de su partida.
Mi amo nunca había tardado tanto en volver. Nosotros los perros no sabemos calcular el tiempo de los humanos pero dos veces se ha puesto el Sol y ha amanecido aquí en la ventana desde que se fue. Aquella tarde, la que despareció de mi vista y hocico, andaba tan distraído, y parecía tan preocupado que antes de bajar por la escalera, ni siquiera se agachó a acariciarme como hacia siempre que no me llevaba con él.
Parecía que le apenaba algo, porque tenía la vista distraída, y se movia por el comedor como pensando en alguna cosa muy importante. Mi ama y los hijos mientras, se movían también nerviosamente agachados rebuscando por entre los papeles de uno de los cajones que están debajo de la tele. Entonces me hubiera gustado ladrarle, consolarlo, animarle con mis lamidos, pero algo me decía que no eran momentos para fiestas, así que solo pude mirarlo fijamente, y ver como se marchaba, como bajaba y se perdía escaleras abajo sin mirar atrás.
Me aburro aquí dentro sin poder salir a la calle. Oigo los lejanos y tan reconocidos ruidos de los vecinos que suben y bajan por las escaleras y los de sus pisos como para distraerme, y ya me he meado varias veces en la esquina de la cocina que es donde tengo los recipientes de la comida y del agua que ahora están vacíos. Pero no me importa la bronca que me van a dar porque ya no podía aguantarme más, y estoy seguro que mi dueño lo comprenderá.
Me he paseado ya cientos de veces por la casa husmeando mis rincones favoritos, sobre todo en donde mi amo descansaba, y en donde últimamente se pasaba muchas horas echado sin levantarse .Allí en la mesita de noche hay un montón de cajas de medicinas que huelen fatal y en donde ni siquiera me animo a arrimar el hocico. Había cambiado mucho mi dueño últimamente, se había quedado muy delgado, se le había caído el pelo, casi no hablaba, casi ni me reñía, y ya ni siquiera tenia ganas de jugar como lo hacíamos antes.
Hacía mucho tiempo también que ya no salíamos a dar aquellos largos paseos por la playa, o por las riberas del río. Mi amo parecía que ya no le interesaba correr conmigo ni tirarme cualquier palo, o la pelotilla que siempre llevaba consigo para verme correr, como cuando salia pitando a recogerla y volver a dársela. Ni tenia mucho ánimos, ni yo tantas fuerza como antes para estar corriendo sin parar, y es que los dos nos hemos hecho mayores juntos, aunque luego durante el regreso a casa lo pasaba mucho mejor mirando por la ventanilla del coche observando el movimiento de las gente por las calles.
Mi amo aunque ahora no habla mucho, yo le adivino las palabras antes que me diga cualquier frase porque son muchos años que le conozco. Diría más bien que los dos nos conocemos mucho y ahora se por su mirada, y por sus gestos, de que tiene algo en el cuerpo que le hace mucho daño, tanto que lo hace ser pequeño, débil e indefenso.
Pero ¡ he! Parece que alguien sube por las escaleras, y el sonido de las llaves son de la casa, alguien sube ¿serán mis amos? Qué alegría, ya estoy saltando antes de que lleguen como si pudieran verme. ¡Ya se acercan oigo sus pasos pero faltan los que tantos conozco!. Ya abren la puerta, ladro, salto lamo las manos huelo los zapatos de todos, demuestro como nunca la alegría de verlos pero ¿dónde está mi dueño? No está, correteo entre las piernas, huelo una y otra vez, miro al fondo de los escalones, hasta el rellano de más abajo, pero no lo veo. ¿dónde está?. Mi ama me mira fijamente allí de pie rodeado de mis amos pequeños que me acarician como quizás nunca lo hayan hecho, cosa que me alegra y me desquitan de tantas horas pasadas en la soledad del piso. Pero mi amo no aparece, ni lo huelo, ni le veo. . A mi ama que sigue de pie en la entrada sin cerrar todavía la puerta se le caen dos gotas como de agua por las mejillas, y todos me miran como si fuera la primera vez que ven. Soy grande y pesado porque si no, seguro que me cogían en brazos, pero en vez de eso me arrastran del collar hacia los sillones, pero yo no quiero moverme de allí, de la puerta, porque mi amo tiene que llegar de un momento a otro y yo quiero estar allí para recibirlo, porque seguro que se ha quedado aparcando el coche. Aquí me quedo. Ya llegará, seguro
Me he pasado un tiempo muy grande sentado sobre mis cuartos traseros delante de la puerta, y aunque me he acercado hasta el plato del pienso que ahora está lleno a comer un poco, he vuelto a mi sitio de alerta y espera. Pero ahora, con la oscuridad de la noche, los ruidos se han apagado, y yo me echado en el suelo con las orejas atentas. Mi familia se ha retirado a dormir pero yo me he quedado allí, no pienso moverme. Por la mañana mi dueña, como si hubiera cambiado de pelo, con esa facilidad que tienen los humanos para cambiar de aspecto a aparecido toda de negro. Los jóvenes de la casa se han marchado al trabajo, y ella con mi correa de paseo en la mano, me ha invitado a bajar a la calle, ¡ya era hora! He gruñido para mis adentros, seguro que está abajo, que mi amo me espera en la acera para salir de paseo.
Las escaleras cada día me parecen n mas inclinadas y los escalones mas altos, me muevo con lentitud y torpeza y a cada paso me duelen las patas de atrás y la cadera, y cada escalón me resulta un esfuerzo y dolores que me recorren la espalda. Mi dueña va bajando delante de mi ignorante de mis sufrimientos, aunque cuando me mira parece adivinarlos, y se agache para acariciarme. En el rellano de la portería, entra la luz a raudales, y la visión de la acera, y sus viandantes me animan a ladrar. ¡¡Estará en la esquina seguro! tiro de la correa con fuerza como cuando más joven intentaba coger al vuelo a las palomas. Me duele el cuello, pero sigo tirando arrastrando a mi ama que me grita. No está en la esquina, allí no hay nadie parado, ¿Y entre las gentes que cruza el semáforo, por allí puede que llegue? He arrastrado durante toda el barrio a la pobre mujer intentando seguir un rastro antiguo de mi amo, pero no lo he encontrado, después y pensando que estaría en la casa, he vuelto a tirar de la correa para subir con mis pocas fuerzas las empinadas escaleras, y he llegado arriba jadeando y axfisiandome, pero en la casa, y después de recorrer hasta el último rincón, no lo he encontrado, y ahora estoy muy agotado y muy mal, me duele todo y me falta el aire, ¿Donde estará mi amo? me sentaré en mi manta y desde aquí veré cuando llegue, pero no sé si podré mantenerme despierto para recibirlo porque una desagradable sopor me está inundando la cabeza, y se me va la visión.
Rocinante 18/10/2009 (Todos los derechos reservados)
(borrador)
Homenaje a una gran persona, y a su perro, Yako que se fue con él a la semana siguiente de su partida.
Mi amo nunca había tardado tanto en volver. Nosotros los perros no sabemos calcular el tiempo de los humanos pero dos veces se ha puesto el Sol y ha amanecido aquí en la ventana desde que se fue. Aquella tarde, la que despareció de mi vista y hocico, andaba tan distraído, y parecía tan preocupado que antes de bajar por la escalera, ni siquiera se agachó a acariciarme como hacia siempre que no me llevaba con él.
Parecía que le apenaba algo, porque tenía la vista distraída, y se movia por el comedor como pensando en alguna cosa muy importante. Mi ama y los hijos mientras, se movían también nerviosamente agachados rebuscando por entre los papeles de uno de los cajones que están debajo de la tele. Entonces me hubiera gustado ladrarle, consolarlo, animarle con mis lamidos, pero algo me decía que no eran momentos para fiestas, así que solo pude mirarlo fijamente, y ver como se marchaba, como bajaba y se perdía escaleras abajo sin mirar atrás.
Me aburro aquí dentro sin poder salir a la calle. Oigo los lejanos y tan reconocidos ruidos de los vecinos que suben y bajan por las escaleras y los de sus pisos como para distraerme, y ya me he meado varias veces en la esquina de la cocina que es donde tengo los recipientes de la comida y del agua que ahora están vacíos. Pero no me importa la bronca que me van a dar porque ya no podía aguantarme más, y estoy seguro que mi dueño lo comprenderá.
Me he paseado ya cientos de veces por la casa husmeando mis rincones favoritos, sobre todo en donde mi amo descansaba, y en donde últimamente se pasaba muchas horas echado sin levantarse .Allí en la mesita de noche hay un montón de cajas de medicinas que huelen fatal y en donde ni siquiera me animo a arrimar el hocico. Había cambiado mucho mi dueño últimamente, se había quedado muy delgado, se le había caído el pelo, casi no hablaba, casi ni me reñía, y ya ni siquiera tenia ganas de jugar como lo hacíamos antes.
Hacía mucho tiempo también que ya no salíamos a dar aquellos largos paseos por la playa, o por las riberas del río. Mi amo parecía que ya no le interesaba correr conmigo ni tirarme cualquier palo, o la pelotilla que siempre llevaba consigo para verme correr, como cuando salia pitando a recogerla y volver a dársela. Ni tenia mucho ánimos, ni yo tantas fuerza como antes para estar corriendo sin parar, y es que los dos nos hemos hecho mayores juntos, aunque luego durante el regreso a casa lo pasaba mucho mejor mirando por la ventanilla del coche observando el movimiento de las gente por las calles.
Mi amo aunque ahora no habla mucho, yo le adivino las palabras antes que me diga cualquier frase porque son muchos años que le conozco. Diría más bien que los dos nos conocemos mucho y ahora se por su mirada, y por sus gestos, de que tiene algo en el cuerpo que le hace mucho daño, tanto que lo hace ser pequeño, débil e indefenso.
Pero ¡ he! Parece que alguien sube por las escaleras, y el sonido de las llaves son de la casa, alguien sube ¿serán mis amos? Qué alegría, ya estoy saltando antes de que lleguen como si pudieran verme. ¡Ya se acercan oigo sus pasos pero faltan los que tantos conozco!. Ya abren la puerta, ladro, salto lamo las manos huelo los zapatos de todos, demuestro como nunca la alegría de verlos pero ¿dónde está mi dueño? No está, correteo entre las piernas, huelo una y otra vez, miro al fondo de los escalones, hasta el rellano de más abajo, pero no lo veo. ¿dónde está?. Mi ama me mira fijamente allí de pie rodeado de mis amos pequeños que me acarician como quizás nunca lo hayan hecho, cosa que me alegra y me desquitan de tantas horas pasadas en la soledad del piso. Pero mi amo no aparece, ni lo huelo, ni le veo. . A mi ama que sigue de pie en la entrada sin cerrar todavía la puerta se le caen dos gotas como de agua por las mejillas, y todos me miran como si fuera la primera vez que ven. Soy grande y pesado porque si no, seguro que me cogían en brazos, pero en vez de eso me arrastran del collar hacia los sillones, pero yo no quiero moverme de allí, de la puerta, porque mi amo tiene que llegar de un momento a otro y yo quiero estar allí para recibirlo, porque seguro que se ha quedado aparcando el coche. Aquí me quedo. Ya llegará, seguro
Me he pasado un tiempo muy grande sentado sobre mis cuartos traseros delante de la puerta, y aunque me he acercado hasta el plato del pienso que ahora está lleno a comer un poco, he vuelto a mi sitio de alerta y espera. Pero ahora, con la oscuridad de la noche, los ruidos se han apagado, y yo me echado en el suelo con las orejas atentas. Mi familia se ha retirado a dormir pero yo me he quedado allí, no pienso moverme. Por la mañana mi dueña, como si hubiera cambiado de pelo, con esa facilidad que tienen los humanos para cambiar de aspecto a aparecido toda de negro. Los jóvenes de la casa se han marchado al trabajo, y ella con mi correa de paseo en la mano, me ha invitado a bajar a la calle, ¡ya era hora! He gruñido para mis adentros, seguro que está abajo, que mi amo me espera en la acera para salir de paseo.
Las escaleras cada día me parecen n mas inclinadas y los escalones mas altos, me muevo con lentitud y torpeza y a cada paso me duelen las patas de atrás y la cadera, y cada escalón me resulta un esfuerzo y dolores que me recorren la espalda. Mi dueña va bajando delante de mi ignorante de mis sufrimientos, aunque cuando me mira parece adivinarlos, y se agache para acariciarme. En el rellano de la portería, entra la luz a raudales, y la visión de la acera, y sus viandantes me animan a ladrar. ¡¡Estará en la esquina seguro! tiro de la correa con fuerza como cuando más joven intentaba coger al vuelo a las palomas. Me duele el cuello, pero sigo tirando arrastrando a mi ama que me grita. No está en la esquina, allí no hay nadie parado, ¿Y entre las gentes que cruza el semáforo, por allí puede que llegue? He arrastrado durante toda el barrio a la pobre mujer intentando seguir un rastro antiguo de mi amo, pero no lo he encontrado, después y pensando que estaría en la casa, he vuelto a tirar de la correa para subir con mis pocas fuerzas las empinadas escaleras, y he llegado arriba jadeando y axfisiandome, pero en la casa, y después de recorrer hasta el último rincón, no lo he encontrado, y ahora estoy muy agotado y muy mal, me duele todo y me falta el aire, ¿Donde estará mi amo? me sentaré en mi manta y desde aquí veré cuando llegue, pero no sé si podré mantenerme despierto para recibirlo porque una desagradable sopor me está inundando la cabeza, y se me va la visión.
Rocinante 18/10/2009 (Todos los derechos reservados)
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"No atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la ignorancia".
barakarlofi- Mensajes : 3286
Fecha de inscripción : 21/09/2022
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Re: Mi amo no ha vuelto
Me ha gustado mucho, Baraka. Pobre perrito.
Tomb- Mensajes : 25814
Fecha de inscripción : 07/12/2020
Edad : 34
Localización : Pandora
Re: Mi amo no ha vuelto
Es desgarrador. Me ha hecho recordar a mi pequeña Vilma.
Batty- Mensajes : 175
Fecha de inscripción : 30/04/2023
Re: Mi amo no ha vuelto
Tomb escribió:Me ha gustado mucho, Baraka. Pobre perrito.
No te puedes imaginar hasta que punto este escrito me llega dentro.
Gracia scorassson
_________________
"No atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la ignorancia".
barakarlofi- Mensajes : 3286
Fecha de inscripción : 21/09/2022
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