Puigdemont, debe tomar buena nota

Puigdemont, debe tomar buena nota

En el supuesto que con la probable ley de amnistía el señor Puigdemont pueda volver a Catalunya, es de esperar que los años de exilio le hayan servido para recapacitar de lo que en España no se puede hacer, como es colocar urnas para que los ciudadanos opinen. Eso sólo está permitido a los dueños de España, que, entre sus atribuciones libres de pecado, está disponer de la vida de los ciudadanos, ya sean civiles o militares. Jugar con la vida de 62 militares y llevarlos a la muerte, y seguir jugando con sus restos colocando en un féretro el brazo de uno junto al cuerpo de otro, en la chapuza funeraria más grande conocida, te puede llevar no al exilio de Bruselas, sino a ser nombrado embajador en el Reino Unido: buen sueldo, prestigio político, buena vivienda y escaso trabajo.

Y de eso, el señor Federico Trillo, del Partido Popular, sabe mucho.

En 2003 el modelo de avión Yakolev 42 ya acumulaba tres graves accidentes y 500 muertos. Tras el accidente de los militares españoles se supo que éstos habían advertido de las pésimas condiciones de las aeronaves sin que sus quejas fueran atendidas.

El Yak 42 era una tartana, un cacharro inservible, impropio para transportar personas. Los propios militares españoles se habían quejado ya 14 veces antes de que se produjera el accidente de las condiciones en las que estaban siendo trasladados desde España a Afganistán. Y el ministro Federico Trillo hizo oídos sordos; le salía más barato al Gobierno del PP este cacharro, en realidad la seguridad de los pasajeros era lo que menos le preocupaba.

La chapuza y vergüenza nacional, bien recompensada.

A la mayor catástrofe aérea del ejército español en tiempos de paz, se unió una pésima gestión de la identificación y repatriación de los cadáveres. Se forzó el entierro de esas 62 personas en la base de Torrejón. El 28 de mayo de 2003 para llevarlos corriendo a ese entierro, 30 de los muertos no estaban identificados.

Lo peor de esta tragedia es que de estos 30 muertos no identificados no acertaron a enviarlos a sus lugares de origen y hubo que exhumarlos para identificarlos y entregarlos a sus familias.

El enfado de las familias fue evidente en el funeral de Estado. Allí mismo vieron que unos féretros estaban identificados con chapitas grabadas mientras otros figuraban mediante cartones con los nombres escritos en rotulador. ¡Qué vergüenza! De esto el hoy frustrado presidente de España, señor Feijóo, no dice nada. Mejor, como igual no mostrar sus fotos en los yates de los narcotraficantes.

El cuerpo de uno de los difuntos fue entregado equivocadamente a otra familia distinta, que creyendo que era su hijo lo incineraron, y los padres verdaderos recordaron emocionados y doloridos que antes de irse a las misiones militares su hijo siempre les decía: "A mí no incinerarme si muero, enterrarme como esté que no quiero ser víctima de las llamas".

Sr. Puigdemont, ya lo sabe: urnas no, que es un grave delito; jugar con la vida de los ciudadanos, incluso una vez fallecidos, si parece permitido y altamente gratificado.

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Ese avión el Yak 42 perdía aceite de sus motores y fue contratado a un país del Este por un precio módico con lo que el ministerio esperaba ahorrarse un dinero pero no le salió bien la operación.

Quatro escribió:Ese avión el Yak 42 perdía aceite de sus motores y fue contratado a un país del Este por un precio módico con lo que el ministerio esperaba ahorrarse un dinero pero no le salió bien la operación.

¿Cómo que no le salió bien la operación a Trillo?

Del ministerio fue trasladado a la embajada de España en Londres, una de las principales embajadas por el mundo. Es el pago de su error. En un país normal, hubiese dimitido y no se le hubiera dado cargo alguno en la administración, y habría que ver si, tras las 14 denuncias de los militares, su gesto no implicaría condena de cárcel. Por eso digo que Puigdemont no intente colocar nuevamente urnas, pero si ha de contratar cacharros donde mueran 62 personas, igual se le nombra embajador de España en la ONU, o cardenal primado de España.

Roma, dicen, no pagaba a los traidores; España paga muy bien a los chapuceros.

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Por supuesto cuando digo que no salió bien esa operación me refiero a la operación de regreso de esos 62 militares que como tal fue un completo fracaso, para Trillo y Aznar todo ha ido bien y nadie les ha pedido responsabilidades por sus errores que tantas vidas costaron, esas responsabilidades son a día de hoy un tema tabú en los medios y en las instituciones.