Moros y Cristianos

Las fiestas llamadas de Moros y Cristianos tienen, en la provincia de Alacant (Alcoi, Xixona, La Vila Joiosa, Calp, etc.), una tradición de siglos, donde se conmemoran las grandes batallas habidas entre unas y otras facciones para adueñarse del terreno en las históricas guerras.

Y en la ciudad de Alacant, uno de su barrios, el de Sant Blai, lo celebra estos días con un esplendor extraordinario y el boato de sus “filaes” tanto cristianas como moras sque on espectaculares. De los dos bandos, por la belleza de los trajes de sus componentes, y por las músicas que los acompañan en los desfiles, yo soy “de los moros”.

La música en estos festejos en esencial, de hecho este año participan unas 50 bandas de música, casi todas ellas con un número aproximado de cuarenta componentes. Todo un espectáculo verlas desfilar con sus músicas tan rítmicas de los moros, y las músicas más severas los cristianos.

Para quien no las conozca diré que en el centro de la barriada, o de la ciudad según sea donde se celebren, se instala un castillo que representa la ciudad que se defiende y que se intenta tomar por la fuerza de las armas. Como manda la historia, unas veces ganaron los cristianos y otras los moros, lo cual pasa su poder a unos y otros y la bandera cambia, o de la media luna (árabe) o la de la cruz (cristiana).

Los capitanes, desde lo alto de ese castillo o atalaya, lanzan sus mensajes, por cierto en valenciano como está mandado y son alegatos de que sus tropas triunfarán. Aunque haya cambio de poder y bandera, al final los cristianos se imponen, quedando la bandera de la cruz como vencedora.

Hay mucho tiroteo en sus arcabuces, es sólo fogueo, y nunca ha habido desgracia que contar. Los participantes saben cargar bien con la pólvora sus arcabuces y disparar hacia el aire sin bala alguna. En ocasiones los disparos cruzados entre los dos bandos en litigio, crean un ensordecedor ruido, y es uno de los momentos que mayor apreciamos los alicantinos, tan gustosos del fuego y el olor a pólvora.

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Las fiestas de Moros y Cristianos ha sido, tradicionalmente, fiesta masculina. La razón para esgrimir esta consideración, que trajo mucho debate, no es otra que para ser fiel reflejo de aquellas luchas de la Edad Media, que al fin y al cabo es esa la intención, las mujeres no guerreaban en aquellas épocas, por lo tanto la historia se desfiguraría.

Pero, afortunadamente la razón ha podido, y si bien es verdad lo esgrimido, hoy estas conmemoraciones son festivas, y al margen de la historia, la mujer de hoy ha de participar en todo donde el hombre tome parte. Si en el aspecto de la ficticia guerra no coge los arcabuces y se pone a disparar, sí al menos ha de ser protagonista en el aspecto lúdico, y desfilar con sus comparsas femeninas y lucir sus trajes y su garbo. Creo que el cambio es justo y comprensible. Si hace ya muchos años en la fiesta su puesto estaba solo en los cuarteles, preparando comidas y cenas para cuando “los guerreros” llegasen fatigados del campo de batalla, hoy también tienen derecho a salir y desfilar, y que el público las reconozca y aplauda.

El mío no les falta.


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