Al que no le guste el calor, que no se meta a la cocina

Les cuento porque viví esa historia. En los 70 y 80 yo trabajé en la avenida Álvaro Obregón en la colonia Roma. Como en mi caso, en la zona había muchas oficinas de gobierno y había por lo menos cuando yo trabajé en oficina, un lapso de por lo menos una hora entre el ingreso y la llegada de los mandos medios de la burocracia, es decir un vacío de tiempo de vigilancia. Los empleados salían a los alrededores a desayunar y lo hacían bien en los puestos de comida que abundan en la zona y en la ciudad o iban a los cafés de chinos en los que te ofrecían menús completos a precios muy módicos. Los cafés de chinos hacían su propio pan dulce, o biscochos entre los que sobresalían los bisquets. Un pan saladoy dulce que suele acompañar el Café con Leche que sirven en esos lugares. Caliente, espumoso que se acompaña con pan antes de los huevos, la milanesa o los chilaquiles.

Como la Avenida Álvaro Obregón estaba llena de esos cafés, los empleados popularizaron la frase vamos a los Bisquets de Obregón. Los lugares hay que decirles eran humildes restaurantes con muy diferentes dueños. Eran muy populares para desayunar.

Desde 1997 llegó la izquierda al poder y entre los jefes de gobierno del Partido de la Revolución Democrática, antecedente de MORENA (AMLO fue presidente del PRD), Miguel Ángel Mancera expropió la idea para hacer un negocio particular que convirtió en franquicia. Estableció la cadena y la llamó Bisquets Obregón como el dicho de la gente. Copió los menús de las loncherías e incluso compró los lugares donde se ubicaban para que ahora las personas acudieran a sus restaurantes. Yo le llamaría un descarado plagio en el que aumentaron levemente los precios y desaparecieron los económicos cafés de chinos.